Este artículo publicado por el MAESTRO Elmer Huerta esta muy bueno...
Jaime García Márquez, hermano del maravilloso escritor Gabriel García Márquez, acaba de declarar a la prensa
que el Nobel de 85 años de edad sufre de demencia senil, que varios
miembros de su familia sufren lo mismo y que esa demencia senil se
agravó por la quimioterapia que recibió por un linfoma (cáncer
linfático) en 1999. Vamos a analizar la veracidad científica de esas
tres afirmaciones, pero antes permítanme compartir con ustedes una de
las descripciones más fantásticas que hizo García Márquez de lo que es
el prostatismo.
Foto: Gabriel García Márquez (Reuters)
Una de las descripciones literarias más deliciosas de los cambios
que sufre el chorro urinario de un hombre por el crecimiento prostático
relacionado a la edad se encuentra en la novela
”El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez.
El relato relativo al chorro urinario juvenil es el siguiente:
Él [el doctor Juvenal Urbino] fue el primer hombre a quien
Fermina Daza oyó orinar. Lo oyó la noche de bodas en el camarote del
barco que los llevaba a Francia, mientras estaba postrada por el mareo, y
el ruido de su manantial de caballo le pareció tan potente e investido
de tanta autoridad, que aumentó su terror por los estragos que temía.
El relato relativo al chorro urinario del hombre mayor continúa de la siguiente manera:
Aquel recuerdo volvía con frecuencia a su memoria, a medida que
los años iban debilitando el manantial, porque nunca pudo resignarse a
que el dejara mojado el borde de la taza cada vez que la usaba. El
doctor Urbino trataba de convencerla, con argumentos fáciles de entender
por quien quisiera entenderlos, de que aquel accidente no se repetía a
diario por descuido suyo, como ella insistía, sino por una razón
orgánica: su manantial de joven era tan definido y directo, que en el
colegio había ganado varios torneos de puntería para llenar botellas,
pero con los usos de la edad no sólo fue decayendo, sino que se hizo
oblicuo, se ramificaba, y se volvió por fin una fuente de fantasía
imposible de dirigir, a pesar de los muchos esfuerzos que él hacia por
enderezarlo. Decía: “El inodoro tuvo que ser inventado por alguien que
no sabía nada de hombres”. Contribuía a la paz doméstica con un acto
cotidiano que era más de humillación que de humildad: secaba con papel
higiénico los bordes de la taza cada vez que la usaba. Ella lo sabía,
pero nunca decía nada mientras no eran demasiado evidentes los vapores
amoniacales dentro del baño, y entonces los proclamaba como el
descubrimiento de un crimen: “Esto apesta a criadero de conejos”. En
vísperas de la vejez, el mismo estorbo del cuerpo le inspiró al doctor
Urbino la solución final: orinaba sentado, como ella, lo cual dejaba la
taza limpia, y además lo dejaba a él en estado de gracia.
Ahora si, veamos las tres afirmaciones del hermano de Gabo.
1. Mi hermano tiene demencia senil.
El término demencia senil no existe en neurología, es un término
antiguo que hacía alusión a la observación de que casi todos los casos
de demencia ocurren en personas mayores, es como si por el hecho de que
la gran mayoría de cánceres ocurre en personas mayores, se usara el
término
"cancer senil". En la actualidad, la demencia (que
sigue siendo un problema de salud casi exclusivo del anciano) es
clasificada de acuerdo a su causa, siendo una de las mas conocidas la
demencia relacionada a la Enfermedad de Alzheimer.
Existen más de 70 tipos de demencia (e insistimos en que casi todas
ocurren en la etapa senil de la vida), las cuales se caracterizan por
alteraciones a nivel de la memoria (generalmente memoria reciente) y del
juicio y raciocinio. Existen también severas alteraciones con la
orientación de la persona en tiempo (saber en qué momento del tiempo se
vive), en espacio (saber en qué lugar del mundo estamos) y en persona
(conocerse a sí mismo y a los que lo rodean).
Aproximadamente 10% de las demencias son reversibles (pueden curarse)
si es que se descubre su causa exacta: deficiencia de vitamina B12 y
deficiencia de la glándula tiroides (hipotiroidismo) entre las más
comunes. Eso significa que el 90% de los casos de demencia son
incurables y progresivos.
El tipo más común de demencia es aquella que esta asociada a
múltiples y pequeños derrames cerebrales, los cuales ocurren sin dar
mayores síntomas. Esta es la llamada
demencia vascular cerebral,
que puede compararse al marchitamiento progresivo del cerebro, algo así
como lo que sucede cuando una cancha de fútbol está mal cuidada y no se
le riega y va mostrando progresivos “parches de tierra sin pasto”. El
final de esta situación es que la cancha se convierte en un terral
inservible para la practica del fútbol en todo su esplendor. El no saber
que se sufre de presión alta, el recibir múltiples y repetidos golpes
en la cabeza (boxeadores y practicantes de fútbol americano) pueden
producir también la demencia vascular.
El segundo tipo de demencia, en frecuencia, es la Enfermedad de
Alzheimer, cuyo diagnóstico, por si no lo sabía, amable lector, se hace
generalmente analizando el cerebro después de la muerte de la persona
afectada. Otro tipo común de demencia es el asociado a la infección por
el virus VIH.
De tal modo que pensamos que el gran Nobel Gabriel García Márquez no
sufre de “demencia senil” sino de algún indeterminado tipo de demencia.
Es posible que su hermano Jaime este usando el término en un sentido
figurado o conversacional.
2. “En la familia todos sufrimos de demencia senil”.
Habiendo dicho que el término “demencia senil” no existe en la
medicina moderna, es imposible que los miembros de la familia García
Márquez sufran de esa condición. Es posible sin embargo que varios
miembros de la familia sufran de demencia en sus años maduros, pero
habría que ver cual de los 70 tipos de demencia es el que los aflige.
Curiosamente, en Colombia se ha descrito una familia
con un tipo muy raro de demencia producida por la Enfermedad de
Alzheimer, la cual tiene la característica de que empieza a una edad muy
temprana. Recientemente se supo que un nuevo medicamento esta siendo
probado en ellos.
3. “La quimioterapia le salvó la vida, pero también acabó con muchas neuronas, lo cual le aceleró el proceso”.
Desde hace mucho los oncólogos sospechan que la quimioterapia puede
alterar las funciones mentales superiores (juicio, raciocinio, memoria y
orientación) de algunos pacientes. Es importante en este punto
distinguir entre los efectos agudos que produce la quimioterapia sobre
las funciones mentales superiores (delirio) de los efectos a largo
plazo, consistentes con el diagnóstico de demencia. En otras palabras,
cuando una persona, por una droga, un golpe, un medicamento, un derrame
cerebral, etc. presenta signos de alteración súbita de las funciones
mentales superiores (juicio, raciocinio, memoria y orientación) eso se
llama delirio. Cuando esos mismos síntomas se presentan lentamente a lo
largo de varios años, ya no se llama delirio sino demencia.
El asunto de si la quimioterapia causa demencia es controversial. Algunos estudios describen lo que se llama
“Cerebro de Quimio”, del inglés
“Chemo Brain” y han encontrado un riesgo de demencia en mujeres que recibieron quimioterapia por cáncer del seno.
Otros estudios, también en mujeres de edad sobrevivientes de cáncer del seno en Texas, y en Canadá, no han encontrado ese riesgo de demencia.
Según una teoría,
la quimioterapia puede causar daño en ciertas regiones cerebrales que
están como “sosteniendo” la función de un cerebro en alto riesgo de
demencia. Al dañar esas “zonas de compensación”, el cerebro ya no tiene
quien lo equilibre y la persona desarrolla demencia. Esa podría ser la
situación con don Gabriel.
Es posible que cuando sufrió de cáncer linfático hace 13 años, el ya
haya estado sufriendo de cierto daño cerebral compensado, sin síntomas y
que este proceso se descompensó luego de recibir la quimioterapia.
En todo caso parece que el laureado novelista ya no podrá escribir
más, lo cual me recuerda que en la mitología griega los dioses usaban el
agua del Leteo para olvidar sus penas. El Leteo era el río que
cruzaba el Hades o infierno y de cuyas aguas bebían las almas para
olvidar sus penas.
De acuerdo a la información proporcionada por su hermano Jaime, el
destino ha hecho que el gran Gabriel García Márquez esté, en sus últimos
días, bajo el maravilloso efecto de las divinas aguas del Leteo.
FUENTE: Blog Cuida tu Salud